El Esclavo Pedro

Fidelidad, tú eres hija del cielo;
En vano tus altares mancha el perverso:
En mi camino
Regaste algunas flores; ¡yo te bendigo!
Siempre a ese ángel que vaga sobre la tierra
Para darte su apoyo, triunfante veas:
Velen mi tumba,
Malezas, si las mojan lágrimas tuyas.
Ven y enseña a mis ojos la oculta huesa
Donde yace un soldado... Hoy en la tierra
Donde la muerte
Desafió valeroso, ¡no hay quien la muestre!
Cuando mi alma sus alas cansadas tiende
Y cruza el ancho valle do el Cauca duerme,
Sobre las sierras
Va a posarse do nace el Zabaletas:
Añosos ya los sauces desgaja el cierzo
Que en torno de el [sic] castillo verdes crecieron:
¡Cubren las zarzas
Los arroyos que orlaron rosas galanas!
Allí sobre esas rocas, de donde el río
Se divisa en la vega, siendo yo niño,
Al pobre Pedro
Escuche muchas tardes sus lindos cuentos:
Sentado en las rodillas del fiel esclavo
Contemplaba su rostro noble, admirando
Esas princesas
Que encantaban los genios en otras tierras.
Sus cantos quejumbrosos que en las orillas
Del Atrato se escuchan, me adormecían
Cuando brillaban
Ya en el valle las luces de las cabanas.
A nuestro hogar tranquilo, sobre sus hombros
Me llevaba en silencio, mientras mis ojos
Entre las sombras,
Divisaban del río blanquear las ondas.
De la paterna casa salí: en sus brazos
Me estrechó conmovido; y en lloro ahogado,
Me dijo entonces:
'No te veré, amo mío, cuando seas hombre'.
El hubiera habitado mi estancia pobre,
Cual la rica morada de mis mayores:
jEl buen anciano
Mis hijos arrullara hoy en sus brazos!

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