Rima 7

Del salón en el ángulo obscuro,
De su dueño tal vez olvidada,
Silenciosa y cubierta de polvo
Veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
Como el pájaro duerme en las ramas,
Esperando la mano de nieve
Que sabe arrancarlas!

¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
Así duerme en el fondo del alma,
Y una voz, como Lázaro, espera
Que le diga: «Levántate y anda»!

Rima 13

Tu pupila es azul, y cuando ries,
Su claridad süave me recuerda
El trémulo fulgor de la mañana
Que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul, y cuando lloras,
Las trasparentes lágrimas en ella
Se me figuran gotas de rocio
Sobre una vïoleta.

Tu pupila es azul, y si en su fondo
Como un punto de luz radia una idea,
Me parece en el cielo de la tarde
¡Una perdida estrella!

Rima 14

Te ví un punto, y, flotando ante mis ojos
La imagen de tus ojos se quedó,
Como la mancha obscura, orlada en fuego,
Que flota y ciega, si se mira al sol.

Adonde quiera que la vista fijo,
Torno á ver tus pupilas llamear,
Mas no te encuentro á tí; que es tu mirada:
Unos ojos, los tuyos, nada más.

De mi alcoba en el ángulo los miro
Desasidos fantásticos lucir:
Cuando duermo los siento que se ciernen
De par en par abiertos sobre mí.

Yo sé que hay fuegos fátuos que en la noche
Llevan al caminante á perecer:

Rima 15

Cendal flotante de leve bruma,
Rizada cinta de blanca espuma,
Rumor sonoro
De arpa de oro,
Beso del aura, onda de luz,
Eso eres tú.

Tú, sombra aérea que, cuantas veces
Voy á tocarte, te desvaneces
Como la llama, como el sonido,
Como la niebla, como el gemido
Del lago azul.

En mar sin playas onda sonante,
En el vacío cometa errante,
Largo lamento
Del ronco viento,
Ansia perpetua de algo mejor,
Eso soy yo.

¡Yo, que á tus ojos en mi agonía
Los ojos vuelvo de noche y día;

Rima 53

Volverán las obscuras golondrinas
En tu balcón sus nidos á colgar,
Y, otra vez, con el ala á sus cristales
Jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
Tu hermosura y mi dicha á contemplar,
Aquellas que aprendieron nuestros nombres …
Esas …¡ no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
De tu jardín las tapias á escalar,
Y otra vez á la tarde, aun más hermosas,
Sus flores se abrirán;

Pero aquellas, cuajadas de rocío,
Cuyas gotas mirábamos temblar
Y caer, como lágrimas del día …

Rima 39

¿Á qué me lo decís? lo sé: es mudable,
Es altanera y vana y caprichosa;
Antes que el sentimiento de su alma,
Brotará el agua de la estéril roca.

Sé que en su corazón, nido de sierpes,
No hay una fibra que al amor responda;
Que es una estatua inanimada…pero…
Es tan hermosa!

Rima 66

¿De dónde vengo? … El más horrible y áspero
De los senderos busca;
Las huellas de unos pies ensangrentados
Sobre la roca dura;
Los despojos de un alma hecha jirones
En las zarzas agudas;
Te dirán el camino
Que conduce á mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
De los páramos cruza;
Valle de eternas nieves y de eternas
Melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
Sin inscripción alguna,
Donde habite el olvido,
Alli estará mi tumba.

Rima 42

Cuando me lo contaron sentí el frío
De una hoja de acero en las entrañas,
Me apoyé contra el muro, y un instante
La conciencia perdí de donde estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche;
En ira y en piedad se anegó el alma…
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
Y entonces comprendí por qué se mata!
Pasó la nube de dolor… con pena
Logré balbucear breves palabras …
¿Quién me dió la noticia? … Un fiel amigo …
¡Me hacía un gran favor! … Le dí las gracias.

Rima 30

Asomaba á sus ojos una lágrima
Y á mi labio una frase de perdón;
Habló el orgullo y se enjugó su llanto,
Y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
Pero al pensar en nuestro mutuo amor,
Yo digo aún: ¿por qué callé aquel día?
Y ella dirá: ¿por qué no lloré yo?

Rima 73

Cerraron sus ojos
Que aún tenía abiertos;
Taparon su cara
Con un blanco lienzo:
Y unos sollozando,
Otros en silencio,
De la triste alcoba
Todos se salieron.

La luz, que en un vaso,
Ardía en el suelo,
Al muro arrojaba
La sombra del lecho;
Y entre aquella sombra
Veíase á intérvalos,
Dibujarse rígida
La forma del cuerpo.

Despertaba el día,
Y á su albor primero
Con sus mil rüidos
Despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
De vida y misterios,
De luz y tinieblas,

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